sábado, 20 de febrero de 2010

Bogotá... parte I

Había una vez una chica venezolana con padres colombianos. Desde los ocho años, su familia la llevaba a pasar navidad en Colombia.

Cuando tenía doce años conoció en Colombia a un chico (dos años menor que ella) pero que de inmediato llamó su atención.

Lo volvió a ver cuando tenía 15, luego cuando tenía 17 y luego cuando tuvo 22.

Siempre le gustó, pero nunca se lo dijo, siempre ansiaba que llegara navidad, pero no por los regalos o las vacaciones, sino para verlo, aún cuando ella estuviera en Caracas siempre pensaba en él, aún cuando de adolescente conoció a otros chicos y luego en la universidad salió con algunos, siempre el estaba en su mente.

Así que cuando lo vio de nuevo ya con 22 años, decidió decírselo. Lo que siguió fue la historia de amor mas intensa que ella ha tenido.

El también siempre había pensando en ella, como en una novela, como si siempre hubieran estado conectados, como almas gemelas, como si estuvieran destinados a estar juntos.

El amor nos da una fuerza y una determinación increíbles! Aunque distantes, nunca estaban ausentes para el otro, creyeron que eran dueños del mundo y que el amor sería mas fuerte que cualquier inconveniente que pudiera presentarse, se prometieron amor eterno, planearon cosas juntos, se fundieron y entregaron a sus sueños, sus deseos, sus impulsos, su pasión, su amor.

Ella de un día para otro hizo maletas y se fue a verlo, dejando atrás su trabajo, su inminente acto de graduación, su familia. Pasó varias noches en autobuses, en taxis, tratando de conciliar el sueño con el ruido de la carretera.

Llego con la mochila llena de emociones, de sentimientos pero jamás de duda. Fue el primer viaje que hizo sola, estaba fortaleciendo sus alas para volar.

Conoció Bogotá, oh! que hermosa ciudad! era el lugar perfecto para vivir su amor, para compartir con su amado, conoció su mundo, su espacio, sus cosas, se enamoró más (si es que era posible!) el le propuso matrimonio, ambos no podían creer tanta dicha!
Fue un poco más de mes y medio y fue sencillamente perfecto!

A su regreso a Caracas, ella tenía que arreglar algunas cosas, sin embargo tal cual como en una tragedia romántica, apareció la malvada madrastra de Blanca Nieves, la mala de una novela mexicana, la bruja de la Bella Durmiente y apenas en la primera prueba que tenían que pasar nuestros protagonistas, fallaron.

Bien por inmadurez o bien porque el amor de él era ilusión, pero lo cierto es que la relación finalizó.

No llenaré espacios contando el sufrimiento de ella, las noches en la que sentía que el dolor le partía el alma y le robaba el aire, bueno si, daré algunos detalles, ella simplemente se sentía como debe sentirse la flor cuando ya no atrae miradas, cuando ya no se acerca el colibrí, cuando una abeja la pasa por alto... sentía que su mundo ya no le pertenecía, que había sido destruido por fuerzas alienigenas, ella no tenía ganas de buscarse uno nuevo ni reconstruir el viejo, sólo quería comprender que sucedía.

A la semana de terminar, el estaba con otra chica, con la que duró dos años, lo curioso es que luego el le escribía frecuentemente a ella para contarle de su chica, para pedirle consejos y para compartir con ella su felicidad, su tristeza cuando su chica lo engañaba y finalmente su dolor cuando terminaron.

A ella le costó muchísimo poder asimilar lo que ocurría con su vida, hizo tantas cosas tontas! Cinco años después la vida los cruzó de nuevo... y para sorpresa de ella, el no la ha vuelto a mirar a los ojos, nunca más.

Siempre me ha fascinado como dos completos extraños llegan a ser amigos, llegan a amarse, a ser novios, esposos o amigos de toda la vida! sin embargo lo trágico es cuando esas dos personas que se quieren luego llegan a ser completos extraños.... completamente ajenos el uno al otro.

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